viernes, 20 de junio de 2014
Honduras
TEGUCIGALPA, 23 jun (Reuters) - De la abarrotería "Laurita"solo queda su destartalado rótulo. Una sanguinaria pandillaasesinó a su dueña cuando se negó a seguir pagando un "impuestode guerra" y tiempo después destrozó a martillazos la tiendaubicada en la capital de Honduras. Muchos vecinos de la polvorienta colonia 14 de Marzo, en laperiferia de Tegucigalpa, abandonaron sus hogares sumándose alas decenas de miles de hondureños que huyen de la violencia dedel narcotráfico y las pandillas o "maras", una de las razonesque ha generado un desplazamiento similar al de zonas de guerra. Las calles sinuosas y casi desiertas de la humilde colonia,donde muchos hogares y comercios están marcados con el signo dela Mara 18, son silenciosos testigos del problema. "La gente de esas casas se fue porque se negaron a pagar elimpuesto de guerra y algunos de ellos hasta fueron atacados omurieron a manos de pandilleros", dijo a Reuters un hombre delbarrio que pidió el anonimato por miedo a represalias. Su urbanización se convirtió en un campo de batalla en dondebandas rivales como la Mara 18, la Mara Salvatrucha o LosChirizos irrumpen para vender drogas o cobrar el tributo aquienes aún se resisten a partir. Los que se quedaron viven entre casas destruidas a golpes,algunas sin techos ni ventanas para evitar que fuerzas deseguridad las usen como improvisados cuarteles. Cerca de 29.400 personas se vieron forzadas el año pasado amigrar internamente en Honduras por la inseguridad, según datosdivulgados por el Alto Comisionado de Naciones Unidas paraRefugiados (ACNUR), en el país con la mayor tasa de homicidiosdel mundo. "Todas las semanas recibo casos de personas que han huido desu casas o que han tenido que abandonar su tierra y que se estánescondiendo en Tegucigalpa, o porque huyen de maras o pandillaspor la extorsión o de narcos que quieren sus tierras", dijoPaola Bolognesi, encargada de la oficina del ACNUR en Honduras,que fue abierta a fines del 2013 a solicitud del Gobierno. Pero también las penurias económicas en una nación dondesiete de cada 10 personas son pobres y las esperanzas de unamejor calidad de vida al norte de la frontera, han llevado a másy más hondureños a migrar seducidos además por rumores depolíticas estadounidenses más laxas con los inmigrantes. Organismos no gubernamentales estiman que anualmente unos100.000 hondureños viajan ilegalmente a Estados Unidos víaMéxico, en un tortuoso camino que suele acabar en deportacioneso incluso la muerte. "Unos van en búsqueda de mejores derroteros, pero otros vanhuyendo de la violencia que vivimos aquí, y esa violencia seorigina en más de un 90 por ciento por el tráfico de drogas",admitió el presidente hondureño, Juan Orlando Hernández, queasumió el poder en enero. Casi 73.000 hondureños fueron deportados vía aérea yterrestre el año pasado desde Estados Unidos y México. Y hastainicios de junio del 2014 la cifra rozaba los 33.500 inmigrantesdeportados, según el Centro de Atención al Migrante Retornado. EXODO DE NIÑOS La migración hacia Estados Unidos por temas de inseguridadya es una cosa generalizada desde el llamado triángulo norte deCentroamérica, formado por Guatemala, El Salvador y Honduras. Eso está generando una suerte de crisis humanitaria en lapotencia del norte, que está tratando de desalentar la llegadade personas en condición ilegal desde Centroamérica y Méxicoporque casi con seguridad serán deportados. "Hemos visto este fenómeno en los últimos tres o cuatroaños, pero la diferencia este año es que el número de niños queestán llegando es mucho más alto", dijo el lunes Cecilia Muñoz,directora del Consejo de Política Doméstica de la Casa Blanca enuna conferencia telefónica con periodistas. El éxodo de niños indocumentados centroamericanos huyendo dela miseria, la violencia o buscando a sus familiares se hadisparado. En los últimos siete meses 47.000 han cruzado solosla frontera -principalmente por el valle del Río Grande-, lamayoría procedentes de Guatemala, El Salvador y Honduras. "Esto tiene que ver con varios factores, incluyendo laviolencia y la situación de sus propios países, pero también(...) información falsa que están distribuyendo estas redescriminales de traficantes", agregó respecto a la crecientemigración ilegal de niños que viajan solos o de niños que llegancon sus padres. La funcionaria estadounidense aseguró que estos traficantesde personas están corriendo la voz de que Estados Unidos lesotorga un permiso de estancia a los niños, cuando no es cierto,y afirmó que su país sí deporta a menores. DE VIDA O MUERTE Un día del 2012, varios hombres llegaron a la casa de ManuelPérez, propietario de un taller de autos que importaba autos desegunda mano desde Estados Unidos para luego venderlos enTegucigalpa. Los pandilleros le exigieron el equivalente a casi 13.000dólares. Si no lo hacía, prometían matarlo junto a su familia. "Por semanas me llamaban y me decían que tenía que pagar elimpuesto", dijo Pérez, que hoy vive en Estados Unidos y usó unnombre ficticio para la entrevista telefónica con Reuters pormiedo. "Ese mismo día salimos de la casa". La Cámara de Comercio de Tegucigalpa (CCIT) calculó en suúltimo estudio que en poco más de seis meses del 2012 en lacapital fueron cerrados unos 4.700 negocios que generaban unos20.000 empleos directos e indirectos. Eso es un fuerte golpepara un país agobiado por su déficit fiscal y una pesada deudainterna. Ni los chóferes de autobús y taxistas se salvan de pagar sutributo semanal a las bandas criminales, que a veces incluso sondepositados en cuentas bancarias. Los operativos policiales y militares lanzados por elGobierno parecen insuficientes para frenar la criminalidad, queha recrudecido hace unos años por la expansión regional de loscarteles mexicanos de las drogas por casi toda Centroamérica. Tampoco el efecto de la depuración de la policía ni elarresto de cientos de cobradores del "impuesto de guerra" senota aún en las calles: los mareros siguen imponiendo su leyante la debilidad institucional del país. Y la violencia no sólo invade las ciudades de Tegucigalpa ola industrial San Pedro Sula, conocida mundialmente por su altapeligrosidad. Los narcos suelen despojar también a campesinos yhacendados de sus tierras para construir laboratorios y pistasclandestinas de aterrizaje, según investigadores. Para Migdonia Ayestas, jefe del Observatorio de la Violenciade la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH),patrocinado por las Naciones Unidas, no se ganará la batallahasta que se afinen los aparatos de inteligencia y se capture alos ejecutores intelectuales del crimen. Mientras tanto, el representante regional adjunto de ACNURen América Central, Cuba y México, José Xavier Samaniego, creeque el proceso migratorio seguirá. "Hay tendencias que manifiestan un crecimiento muy fuerte yque se mantendrán hasta que se adopte mecanismos de protecciónpara la población", dijo.
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