jueves, 15 de enero de 2009

Sobre el libro "10 de marzo la marcha"

 por Federico Campbell Peña

A Omar López lo conocí en octubre pasado en la rueda de prensa de Independent.org en favor de los mejores candidatos en Chicago. Peleaba el distrito 4, que mantiene el boricua Luis Gutiérrez desde hace años. Por cierto, frustrado aspirante a ocupar el escaño de Barack Obama en el Senado en esta legislatura.
Omar consiguió 10 mil votos en las elecciones del 4 de noviembre y no pudo superar a la maquinaria demócrata del par Obama-Gutiérrez, pero su labor quedó de manifiesto al postularlo el Partido Verde y ahora en el libro que comentamos esta noche. 
En el libro "10 de marzo la marcha" me enteré gracias a la crónica novelada de Victor Cortés, cómo Omar fue de los pioneros en el 2006 en organizar las protestas contra la Iniciativa del congresista republicano por Wisconsin James Sensenbrenner, la temida HR4437, que criminalizó por un tiempo la migración. Por un tiempo gracias a que las movilizaciones en el 2006, 2007 y 2008 en varios estados fueron vistas con miedo por la élite en el poder y motivaron no sólo la abrogación de la enmienda Sensenbrenner sino también que se tomaran en serio la reforma migratoria en el Congreso.

Digo 2008 porque el pasado 4 de noviembre fue la última movilización de los migrantes, pero sólo aquellos con derecho a voto: rechazaron por completo al candidato republicano John Mc Cain, a pesar de la Enmienda Mc Cain-Kennedy, misma que le causó tantas críticas en su Partido Republicano. En cambio, dieron su aval al demócrata Barack Obama. Se calcula que el 67% de ese voto latino fue para Obama. La mayoría fue de los mexicoamericanos, por lo que la congresista demócrata por East LA Hilda Solis se lo cobró: será la próxima Secretaria de Trabajo del gobierno de Obama.
Después votaron por Obama los cubanoamericanos de Florida y luego latinos de procedencia diversa.
Pero Omar, Jorge Mujica, recién electo consejero del IME, Artemio Arreola, Fabian Morales, María García, Carlos Arango de Casa Aztlán son esa clase de líderes naturales como decía Heberto Castillo, que siguen y siguen y siguen cambien o no las cosas, cada uno desde su trinchera, como lo testimonia el libro de Victor Cortés.

Una tras otra, la marchas iniciadas con las del 10 de marzo del 2006 consiguieron lo que Sergio Arau después filmaría en "Un día sin mexicanos": la fuerza que en momentos ahora históricos da la unidad de la comunidad migrante. Ya sea fuerza laboral o fuerza social. Ya sea ausentándose de trabajar por una jornada, como el 1 de mayo, o en las calles, ya sea en Chicago o en Dallas, en Washington o en Los Angeles, en Nueva York o en Houston o en localidades donde ya hay miles de paisanos como Wichita Kansas. Marcha en Los Angeles reprimida en Mc Carthur Park el 1 de mayo del 2006 por el jefe de la policía a espaldas del alcalde Antonio Villaraigosa supuestamente.
Llegados durante el sexenio de Vicente Fox, al menos dos millones de emigrados, o desde antes, o en meses recientes. Donde ya había comunidades como Bronx Puebla York o Waikegan Tonatico Illinois, o East LA: la segunda ciudad con más mexicanos después del Distrito Federal.

Además de las fotografías, al final de su libro Victor Cortés registra al menos 51 ciudades donde los indocumentados se olvidaron de la persecusión cotidiana de la Migra y salieron a las calles, a los puentes, a los downtowns entre el 7 de marzo y el 10 de abril del 2006. Después el movimiento crecería poco a poco hasta darse con la puerta del Congreso que rechazó en 2007 la posibilidad de cualquier reforma migratoria, ni siquiera para trabajadores temporales.
Así cayó en un compás de espera roto momentáneamente el 4 de noviembre pasado en las urnas, donde más latinos alcanzaron espacios legislativos, como Luz Robles, electa congresista estatal de Utah por el Partido Demócrata.

Este compás intenta ser roto nuevamente por quienes presionarán al presidente electo Barack Obama con una nueva reforma migratoria, esperamos que más allá de la de trabajadores temporales de George W Bush, también derrotada en la anterior legislatura.
Esfuerzos dispersos todavía pero que pienso, Victor podría comenzar a novelar de una vez, en esta nueva fase de la lucha por la regularización de 15 millones de personas en Estados Unidos. Por lo pronto, el 20 de enero en Washington se movilizarán algunos grupos de migrantes para recordarle a Obama que no traicione el voto de los latinos, de los mexicoamericanos. 
www.lahoradelmigrante.blogspot.com

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