NECESARIO RESPETAR Y HACER CUMPLIR EL CONVENIO 169 DE LA OIT
SOBRE COMUNIDADES INDÍGENAS QUE ES NORMA CONSTITUCIONAL EN MÉXICO
Por Bernardo Mendez Lugo*
En ocasión de la celebración de la Séptima Sesión del Foro Permanente de Naciones Unidas sobre Asuntos Indígenas que se llevó a cabo en Nueva York desde el 21 de abril y que finalizó el 2 de mayo de 2008 es pertinente recordar las obligaciones de los países con sus poblaciones indígenas. Este Foro es una entidad que orienta al Consejo Económico y Social, con el mandato de discutir los asuntos indígenas relacionados con el desarrollo económico y social, la cultura, el medio ambiente, la educación, la salud y los derechos humanos. Son muchos los documentos que se han escrito y difundido para este Foro, toda la lista de ponencias se encuentran en la página:
http://www.un.org/esa/socdev/unpfii
Crece Migración Indígena a Estados Unidos, preocupante indicador
Un tema adicional que genera creciente preocupación entre especialistas, autoridades y la misma población es la mayor migración indígena a Estados Unidos. De acuerdo con una crónica reciente, poco a poco, comunidades indígenas de México se convierten en "pueblos fantasma" ante los altos índices de migración registrados en los últimos años. "Es una situación verdaderamente grave porque una de nuestras fortalezas es la pluralidad cultural que tenemos, que nos define como país" aseguro Silvia Schmelkes, académica de la Universidad Iberoamericana (UIA). El calculo oficial indica que de los 106 millones de habitantes que tiene México, 12.7 millones pertenecen a alguna de las 62 etnias que viven en México o han emigrado a Estados Unidos. Sin embargo, la migración indígena a las grandes urbes y cierta culturización de sobrevivencia hace que se subestime en los censos demográficos las verdaderas cifras de población indígena.
Cálculos conservadores extraoficiales indican que al menos son de 15 a 16 millones de indígenas en México y no 12.7 millones como se indica en el Censo, si se consideran criterios mas amplios en la definición de indígena como parentesco, participación en redes sociales y familiares, inserción laboral, practicas sociales y comunitarias, sentido de pertenencia, tradiciones alimentarias y religiosas aun cuando se haya perdido la lengua, el vestido tradicional y que no se radique en la región geográfica tradicional. Es el caso de diversos grupos étnicos de indígenas mexicanos que han perdido la lengua, se han establecido en nuevos asentamientos lejos de la región geográfica tradicional, en algunos casos han desarrollado alianzas matrimoniales o de unión libre con personas de otras etnias o mestizos procedentes de otras regiones de México o de Latinoamérica, especialmente cuando se han establecido en Estados Unidos. También existe un rechazo abierto o velado a identificarse como parte de una etnia porque significa en muchos casos, discriminación y maltrato en los estratos sociales que aun teniendo un fuerte componente indígena se minimiza u oculta con el objeto de ser “aceptado” y poder integrarse a la cultura mestiza dominante.
Son muchos los grupos que desarrollan estas formas de sobrevivencia y de mimetismo de identidad. En mi experiencia de trato con migrantes indígenas en Estados Unidos procedentes de la etnias chatina y chinanteca en Oaxaca, grupos náhuatl de Puebla y Tlaxcala, mayas de Yucatán y Guatemala, purépecha de Michoacán, otomíes de Hidalgo, tojalabales de Chiapas, mayos de Sinaloa y Sonora, coras de Nayarit, tepehuanes de Durango entre otros, se percibe la clara intención de no ser identificados como indígenas sino como mexicanos. Solo las etnias que han logrado un desarrollo y cohesión social en sus nuevos espacios de residencia en Estados Unidos se percibe un sentido de identidad y de recuperación de orgullo étnico, tal es el caso de los mixtecos y zapotecas de Oaxaca, yaquis y papagos de Sonora, huicholes de Nayarit, entre otros.
Si se considera que en las grandes urbes de México se han asentado miles de indígenas desde hace varias décadas, integrándose a la vida urbana y de zonas conurbadas en el Distrito Federal y estado de México, Guadalajara, Puebla, Pachuca, ciudad de Oaxaca, Acapulco, regiones turísticas de Quintana Roo y Yucatán entre otras entidades y ciudades que han sido destino migratorio de muchos grupos indígenas. Se estaría hablando de por lo menos 5 millones de indígenas ubicados en urbes y periferias urbanas en México que difícilmente el Censo de Población los ha definido como indígenas, ya que ellos mismos tienen un afán de “aculturización” y de pertenencia a la nueva identidad de mexicano. Una excepción a la regla, serian los mayas de Yucatán que siguen hablando el maya en el entorno familiar y conservando parte importante de su identidad maya a pesar de su plena integración a la vida mestiza en ciudades y en sus asentamientos en el extranjero.
Cifras oficiales señalan que entre 1990 y el año 2000, cerca de 400 mil indígenas salieron de sus comunidades rumbo a Estados Unidos y aunque no se cuenta con datos precisos, se estima que el número ha ido en aumento en los últimos años. Las entidades de donde más salen son: Oaxaca, Chiapas, Puebla, Veracruz, Yucatán, Estado de México, Hidalgo y Guerrero, donde se concentra el 80% de la población indígena del país. Estas cifras pueden ser subestimadas ya que se calcula que anualmente emigran al menos 100 mil indígenas a Estados Unidos, lo cual implica que al menos se han establecido en la década 1990-2000, un millón de indígenas mexicanos en los Estados Unidos, considerando un criterio más amplio de lo que se define como población indígena. Las nuevas generaciones de jóvenes indígenas se preparan para emprender la búsqueda de mejores horizontes. "Ya algunos saliendo de la secundaria tienen ese anhelo de migrar para obtener una mejor vida", dice Joel Mendieta, Delegado Municipal del pueblo de San Andrés Daboxtha, una de las comunidades con mayor difusión de migrantes en el estado de Hidalgo al centro del país.
En busca de oportunidades
La necesidad de migrar de los pueblos indígenas se debe principalmente a cuestiones económicas, pero también lo hacen por conflictos sociales, políticos o religiosos. En la mayoría de las comunidades, principalmente en el centro y sur del país, su modus vivendi es a través del trabajo agrícola, fuera de esto existen pocas oportunidades de empleo. Por ello cuando la producción se afecta se ven en la necesidad de buscar el sustento fuera de sus lugares de origen. "Hay algunas regiones que son de alta vulnerabilidad y las consecuencias de la migración son de abandono de las comunidades, de las actividades productivas y de pérdida de algunas prácticas culturales", señala Juan Jesús Hernández, Director Ejecutivo de Investigación de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CNADEPI).
El campo en crisis
La situación actual que vive el campo mexicano, ha orillado a gran parte de esa población a abandonar sus tierras. Sobre todo en la década de los ochenta y a partir de la implementación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), cuando los campesinos se vieron en desventaja ante los subsidios otorgados por los gobiernos de Estados Unidos y Canadá a su sector agrícola. Su destino son las grandes ciudades del país como Monterrey, Guadalajara o el Distrito Federal; las zonas de mayor producción agrícola en el norte de México como Sonora, Sinaloa, Baja California Norte y Sur, pero principalmente hacia Estados Unidos.
Se ha incrementado la producción de cultivos para los mercados de exportación pero la siembra de cultivos para autoconsumo o mercado interno como son los casos de maíz y fríjol han sufrido bajas en las regiones de agricultura de temporal y en las parcelas ejidales y de productores privados de pocos recursos. Y aunque Juan Jesús Hernández explica que "entre los indígenas, se puede ver con mayor frecuencia que regresan a su lugar de origen, que no es una migración definitiva", la situación actual del agro mexicano puede cambiar esta dinámica."La crisis del campo se ha agudizado muchísimo de tal manera que en este momento muchos campesinos e indígenas ya no están regresando, se están quedando en los lugares donde migran y eso está provocando que sus comunidades se vacíen de manera irremediable" advierte la investigadora Silvia Schmelkes.
Marginación: principal causa
Según la firma Consultores Internacionales, que se apoya en datos de la CNADEPI, 80.4 por ciento de los municipios con población indígena, sufre de un alto grado de marginación, situación que señala como la principal causa de la migración indígena.
En un informe de la firma publicado en 2007 da como ejemplo el caso de los indígenas mixtecos que viven en Estados Unidos, cuya cifra alcanza los 440 mil, mientras en los nueve distritos de Oaxaca de donde es originaria esa etnia, la población asciende a 556 mil 250. El caso de los mixtecos se esta repitiendo con otras etnias que también una parte importante de sus integrantes se encuentra radicada en el extranjero o en otras partes del territorio mexicano. Esto, se traduce en que "el número de integrantes de esta etnia que vive en Estados Unidos representa 80 por ciento de los que habitan en Oaxaca". Saúl Ramírez, de la CNADEPI reconoce que "se puede hablar de algunos casos de riesgo, como el mixteco", pero "no todos los pueblos indígenas están en esa condición."
La Organización Internacional para las Migraciones, señala que el éxodo de indígenas está provocando el despoblamiento de comunidades en 600 de los 2.445 municipios del país, las cuales tienen un desarrollo poblacional negativo. En las entrevistas que realiza personal del Consulado de México en Tucson a los mexicanos detenidos por las autoridades migratorias de Estados Unidos en el marco de la Operación “Streamline” en el periodo enero-diciembre de 2008 se calcula que al menos 30% de los detenidos proceden de regiones indígenas de Oaxaca, Puebla, Veracruz, Chiapas y Guerrero. Se ha entrevistado diariamente a un promedio de 60 a 70 personas, de las cuales un 30% proceden de regiones indígenas o aun residiendo en otro espacio geográfico, son originarios de regiones indígenas como son los casos de otomíes de Hidalgo, totonacas de Veracruz y Puebla, mames de Chiapas y Guatemala y chamulas de Chiapas.
Generalmente los migrantes piensan que su migración es por unos cuantos meses, pero algunos eligen quedarse por años o permanentemente dejando con ello secuelas sociales, culturales y ecológicas que para algunos parecen irreversibles. "Yo diría que gran parte de la solución a los problemas ecológicos de nuestro planeta los tienen los indígenas, por ejemplo la milpa es una estrategia de producción diversificada que permite que el suelo no se agote y eso se está acabando", señala Schmelkes.
Investigadores internacionales como la doctora Gabriela Stoll, autora del libro “Control Natural de Cultivos en zonas tropicales” (Alemania, Misereor-Agrecol, 1989) ha recuperado tradiciones autóctonas en diversas localidades indígenas del mundo como México, Perú, Filipinas, Tailandia Sri Lanka y Tanzania para proteger de manera natural y orgánica los cultivos evitando la utilización de herbicidas e insecticidas químicos.
El Banco Mundial alertó en abril de 2007, que México se habia convertido en el mayor expulsor de trabajadores migrantes del planeta, al asegurar que entre 2000 y 2005 dejaron su territorio 2 millones de personas para buscar empleo en Estados Unidos. En realidad la cifra podría ser mayor, ya que un cálculo conservador indica que medio millón de personas por ano han emigrado a Estados Unidos en el periodo 2000-2007. Nueva geografía de zonas expulsoras a EU y nuevos riesgos de muerte en la frontera, aumenta la migración indígena mexicana a Estados Unidos.
Los datos del Consejo Nacional de Población de México indican que los migrantes o aspirantes a trabajadores indocumentados en Estados Unidos proceden de entidades mexicanas del sur y el sureste de México. Sin embargo, el endurecimiento de las políticas migratorias de Estados Unidos reporta ya los primeros efectos en el número de mexicanos indocumentados repatriados. En 2005 la Patrulla Fronteriza devolvió a 479 mil 368 migrantes, mano de obra joven, con bajo grado de escolaridad que, en su mayoría, tenían en México algún empleo pero mal remunerado. Durante la presentación de la Encuesta Sobre Migración 2005 en marzo de 2008, representantes de dependencias públicas e instituciones académicas involucradas en este tema destacaron, además, que las entidades del sur y el sureste aportan ahora el mayor número de migrantes: cuatro de cada 10 son originarios de esas regiones. Elena Zúñiga, ex-secretaria general del Consejo Nacional de Población (Conapo), alertó que el mayor control fronterizo por parte del gobierno de Estados Unidos y la disminución de redes sociales de los migrantes (familiares o amigos que los apoyen en su travesía) ha provocado una situación de extrema peligrosidad para indocumentados.
En ese contexto, la utilización de los servicios de polleros se triplicó en los pasados 12 años, pues 15 por ciento de los indocumentados recurría en 1995 a esta vía para cruzar la frontera norte, mientras en 2007 lo hizo casi 50 por ciento, situación que revela la “elevada peligrosidad” con que ocurren esos desplazamientos. Zúñiga resumió el resultado de la encuesta: los migrantes se encuentran en un estado de mayor vulnerabilidad, al tiempo que sigue prosperando el negocio del tráfico de personas, el cual ha sabido beneficiarse del control fronterizo impuesto por la política estadounidense. Es decir, si bien el mayor control policial en los puntos tradicionales de ingreso a Estados Unidos no ha conseguido detener la afluencia de indocumentados que cruzan por tierra en busca de un empleo mejor remunerado, sí ha propiciado que se desplacen a puntos de cruce de mayor riesgo y costo.
Las cifras sustentan lo anterior: en 1995, el flujo de migrantes laborales indocumentados era de 217 mil y hasta el año 2007 la cifra rondaba 780 mil; no obstante, en la actualidad cuatro de cada 10 se internaron en territorio estadounidense por el desierto de Sonora, la región más inhóspita de toda la frontera. Hace 12 años, la mitad del flujo migratorio pasaba a Estados Unidos desde algún punto de Tijuana, pero ahora ese porcentaje lo hace por territorio sonorense (desierto), lo cual ha provocado una muerte al día, en promedio.
Un aspecto que cabe mencionar es que la región geográfica de la frontera Sonora-Arizona por donde se internan los migrantes es el territorio de la Nación Tohono O’ Odham que tiene 60 millas de extensión a lo largo de dicha frontera donde cruzan quizás mas del 60% de los migrantes que intentan llegar a un punto donde los contrabandistas de personas o polleros los recogerían. Por lo inhóspito de este territorio y las altas temperaturas el ano de 2007 murieron 169 migrantes correspondientes a la Circunscripción Consular de Tucson, en su mayoría mexicanos. Las muertes disminuyeron en 2008 para un total de 116 fallecidos al cierre del ano en la circunscripción de Tucson. Esta disminución tiene correlacion con el menor flujo de migrantes
La Nación Tohono se opone abiertamente a la construcción del muro fronterizo en su territorio limítrofe con Sonora. En el Encuentro de Pueblos Indígenas Fronterizos de las Américas, reunión celebrada en San Xavier del Bac, población de la Nación Tohono al sur de Tucson del 7 al 10 de noviembre de 2007, se condeno la construcción del muro, se pidió que se respete el articulo 36 de la Declaración de Derechos Indígenas de las Naciones Unidas para que se permita a los pueblos indígenas que habitan en regiones fronterizas de dos países, visitar a los miembros de su etnia que viven separados por las fronteras. El Reporte de este segundo encuentro que reunió a 19 etnias fronterizas se presento en el Foro Permanente de Asuntos Indígenas (del 21 de abril al 2 de mayo de 2008), más en:
http://www.un.org/esa/socdev/unpfii/documents/E_C19_2008_4_CRP1.pdf
*Bernardo Méndez Lugo fue profesor-investigador fundador de la Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco en la Ciudad de México de 1974 a 1995 y es miembro del Servicio Exterior Mexicano desde 1990. Ha escrito infinidad de artículos y ensayos sobre el desarrollo regional en México, problemas de la pequeña industria artesanal, la educación y las necesidades sociales y sobre asuntos relativos a los migrantes mexicanos en EU. Una versión preliminar de este trabajo se realizó con el apoyo de la Coordinación de Asesores de la Comisión Nacional de Derechos Humanos de México en el periodo octubre 1993-abril 1994 durante la presidencia del Dr. Jorge Madrazo en dicho organismo autónomo. La responsabilidad por las opiniones de este trabajo no involucra a las instituciones donde el autor ha prestado y/o presta sus servicios.
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