Secretaría de Relaciones Internacionales PRD/Agenda Migratoria/Anexo I

Obama, escucha, estamos en la lucha

Por Jorge Bustamante

Relator especial para los derechos humanos de los migrantes

Publicado originalmente en la columna Desde la Frontera Norte, Reforma, 13 de mayo, 2009

Una de las noticias más relevantes de las últimas semanas para los trabajadores migratorios mexicanos en Estados Unidos es el acuerdo anunciado por la AFL—CIO y “Change to Win”, que son dos de las principales federaciones sindicales de Estados Unidos, la segunda, menos conocida, incluye a los empleados de servicios, a los Teamstears—sindicato de transportistas—y al de los carpinteros, mismos que se escindieron de la AFL—CIO con la que han rivalizado desde entonces.

Tal acuerdo consistió en la creación de una comisión nacional que se encargaría de calibrar el tamaño de los eventuales programas de trabajadores migratorios temporales que mencionó el Presidente Obama al ratificar la semana pasada el compromiso de proponer este año una política migratoria al Congreso de su país, que tiene la última palabra en esa materia.

Ambas noticias—el acuerdo sindical y la ratificación del compromiso presidencial—fueron destacadas por un editorial del diario New York Times, el pasado 14 de abril. Es una lástima que las organizaciones sindicales de México se hayan distinguido por su silencio no obstante que cerca de 15 millones de ciudadanos mexicanos de una edad promedio de 35.4 años trabajan en el país vecino.

La indiferencia que tal silencio demuestra de parte de las fuerzas sindicales mexicanas respecto del apoyo, que por primera vez en la historia reciente, las principales fuerzas sindicales de Estados Unidos otorgan a un acuerdo cupular a favor de los trabajadores migratorios, incluyendo a los indocumentados, contrasta con la persistencia de las organizaciones de “latinos” en manifestarse públicamente de manera masiva.—como lo hicieron nuevamente este pasado primero de mayo en Los Ángeles—a favor de los derechos humanos de los migrantes, no obstante las exhortaciones a que no marcharan como medida preventiva para no contraer la influenza.

Nuestros paisanos y sus simpatizantes se congregaron en el céntrico Parque Union donde desfilaron con pancartas como la que decía: “El pueblo callado jamás será escuchado” y consignas coreadas como:”Obama, escucha, estamos en la lucha”.No faltó la poesía como la de la pancarta en que se leía:”Las mariposas representan la inmigración y también la libertad”que portaban estudiantes del suburbio de Glenview junto con vistosas mariposas monarca en cartulinas. Tampoco faltaron pancartas con el “Yes we can” que se convirtió en el lema de campaña del nuevo ocupante de la Casa Blanca.

¡Que contraste con la indiferencia de la sociedad civil mexicana respecto de lo mismo por lo protestaba nuestra propia gente en Estados Unidos! Los marchistas de Los Ángeles no dejaron lugar para la duda de que, figurativamente, le estaban pasando la factura al presidente Obama por el peso que tuvo el “voto latino” en triunfos electorales donde el candidato Obama no esperaba ganar, como en los estados de Indiana, Nevada, Florida y otros lugares.

La relevancia de ese acuerdo sindical allá se deriva del hecho de que fue la falta de apoyo de esas fuerzas sindicales uno de los factores principales del fracaso del Poder Legislativo estadounidense para aprobar la famosa “reforma migratoria” apoyada por el presidente George W. Bush.. 

Al decir lo anterior no estoy sugiriendo triunfo alguno. Aún faltan los detalles de la propuesta que haga el presidente Obama en la que tendrá que invertir todo el capital político que ha logrado hasta la fecha, para superar la fuerza de la ideología antinmigrante sostenida por el Partido Republicano con el bombardeo cotidiano de la retórica plena de xenofobia que hacen por radio y televisión los Rush Limbaugh y Lou Dobbs de esos medios, además del efecto nativista atávico de los tiempos de porcentajes récord de desempleo en la economía estadounidense, mismo que se manifiesta en hechos como el que sean mexicanos el 78.2 por ciento de las personas que deporta Estados Unidos (898,099 extranjeros entre 1997 y 2007), luego de completar su sentencia por diversos delitos, de los cuales el 20 por ciento de ellos residía legalmente en ese país, de acuerdo con datos del Pew Hispanic Center, publicados por este diario el 19 de abril de 2009