lunes, 18 de abril de 2016

"No sabemos nadA" POR AGUSTIN CADENA DESDE HUNGRIA

Vivo en la ciudad de Debrecen, en Hungría. En los últimos años de la Segunda Guerra Mundial hubo aquí un ghetto; es decir que un barrio céntrico, habitado mayoritariamente por judíos, fue cercado y asegurado con perros y guardias. A los judíos que vivían ahí ya no los dejaron salir y además trajeron muchos otros de poblaciones aledañas.
A menos de 100 metros de la cerca se encuentra una construcción imponente: la iglesia de denominación presbiteriana más grande del país. Los buenos cristianos de la época del ghetto asistían ahí los domingos al servicio religioso. El repique de las campanas purificaba la vibración del aire y sofocaba otros sonidos.
He preguntado a algunas personas de edad cómo era la vida en esos días: si sabían o si se preguntaban, cuando iban a la iglesia de la mano de sus padres, qué ocurría detrás de la cerca con alambre de púas.
—No sabíamos nada —me contestan—. A veces se oían gritos, ladridos de perros bravos, algún disparo... pero nunca supimos qué pasaba ahí.
No se sienten cómodos hablando de eso, así que las otras preguntas se me quedan en la mente: ¿No preguntaban? ¿No exigían respuestas?
Estas entrevistas las hice hace varios años. Me contaron muchas cosas que poco a poco iré contando yo. Ahora me acordé de esto porque otra vez hay una cerca en Hungría, ya no en el centro de Debrecen, sino en la frontera. Hay gente al otro lado de esa cerca que ha tenido un invierno muy duro: sin techo, sin cobijas, casi sin comida. Y varias de las personas a quienes pregunto qué piensan de eso me contestan:
—Nosotros no sabemos nada.

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