*No debí decir que las mujeres que no se ayudan tienen sitio en el infierno”
* Debatiré, pelearé, discutiré, para preservar lo que hemos ganado
Por Leticia Puente Beresford
Nueva York, febrero de 2016.- “Hay un lugar especial en el infierno para las mujeres que no se ayudan las unas a las otras”, afirmó Madeleine Albright, ex secretaria de Estado de los Estados Unidos, al criticar a las jóvenes que no apoyan la candidatura presidencial demócrata de Hillary Clinton, y optan por Bernie Sanders.
La declaración de Albright ocurrió en un acto de campaña en New Hampshire, antes de la votación donde perdió Clinton, y muchos apoyaron la afirmación, aplaudieron, movieron la cabeza y hasta rieron, recuerda Albright, pero lo dije, no fue lo adecuado.
El 12 de febrero, publicó en The New York Times el artículo “Madeleine Albright: mi momento no diplomático”, donde explica su declaración y dice que su carrera se ha basado en la diplomacia, una actividad en la que las palabras y el contexto importan para un excelente acuerdo.
La frase “hay un lugar especial en el infierno para las mujeres que no se ayudan las unas a las otras” la usé hace casi 25 años, recuerda Albright, cuando era embajadora de los Estados Unidos ante las Naciones Unidas y trabajaba muy cerca de las otras seis embajadoras de la ONU. Sin embargo, dice, “en esta ocasión de la campaña, para mi sorpresa, la frase se hizo viral”.
Asegura que sostiene absolutamente en que las mujeres deben de ayudarse unas a otras, pero en New Hampshire lo expresó en un contexto equivocado y en un mal momento. Aclara que no piensa que se deba apoyar a una candidata solo por su género, pero reconoce que fue muy lejos al condenar a aquellas que no están de acuerdo con su preferencia política.
Y explica que cree en el contenido de la frase porque las mujeres tienen la obligación de ayudarse unas a otras, sobre todo en una sociedad donde las mujeres se ven frecuentemente presionadas para destrozar a las otras. Nuestra salvación, dice Albright, recae en nuestra buena voluntad para impulsarnos unas a otras.
Y mientras las mujeres jóvenes quizá no quieran escuchar nada sobre el “avejentado feminismo”, siento que es importante hablarles, ahora que es posible contar con una candidata presidencial viable, algo antes inconcebible, y convertir en realidad la presidencia, asegura.
Madeleine Albright, quien fue secretaria de Estado de los Estados Unidos de 1997 a 2001, dice que en década y media fuera de cargos oficiales se ha dedicado a la enseñanza, escribe y ayuda a mujeres jóvenes para que tengan seguridad y enfrenten menos obstáculos que los que le tocaron a su generación.
Me entusiasma hablar ante mujeres de todas las edades, señala la ex funcionaria, las admiro, pero pese a todos los cambios que ha habido, me sigo haciendo las mismas preguntas: ¿cómo mantener una vida laboral equilibrada con mis otras actividades?, ¿cómo ser exitosa en una profesión de varones?, ¿qué consejos le puedo dar a mi hija?
Y cuanto trato de responder estas preguntas en la actualidad, dice, veo inevitablemente reflejadas las mismas dificultades que confrontó mi generación. Pero comparto estas historias, no para lamentarme de lo dura que ha sido mi vida, porque esta dio un giro muy bueno. Lo que me preocupa es que, si no ponemos atención en contar esta historia, los beneficios que hemos peleado tan arduamente se pueden perder y que haya un retroceso en esos derechos.
No tengo la fórmula mágica para decir cómo cada mujer debe vivir su vida, pero lo que sí sé, dice Albright en su artículo, es que necesitamos darnos la mano entre nosotras.
Vigente, la batalla por la equidad
La batalla por la equidad de género sigue siendo una reivindicación importante y será más fácil alcanzarla si tenemos a una mujer que dé prioridad a este problema desde la Oficina Oval y si además existe un balance entre géneros entre quienes integren el equipo de gobierno, para que esto se refleje también en el país.
Asegura que cuando las mujeres se empoderan para tomar decisiones, la sociedad se beneficia, porque ellas atienden problemas, hacen leyes y ponen recursos económicos en proyectos que los hombres no ven o a los que se oponen.
Recuerda que un cambio en el gobierno es necesario, porque a pesar de décadas de progreso, las mujeres continúan ganando menos dinero que los hombres por un trabajo igual. Además, el pago por el cuidado de familiares que realizan las mujeres es un sueño difícil de alcanzar, el abuso sexual en contra de las mujeres continúa siendo una plaga en nuestras comunidades y muchos políticos siguen pensando que la Federación Internacional de Planificación Familiar, Planned Parenthood, es una amenaza de seguridad nacional y actúan contra ella.
Continúan existiendo estas posiciones y conductas atrasadas, señala Albright, y a veces tengo ganas de interrumpir una discusión que se desarrolla en una habitación solo con hombres, con posiciones que ignoran lo que pensamos. Veo que las mujeres siguen siendo criticadas en oficinas y por televisión por su estilo de peinado, por su voz y escucho críticas contra el éxito de mujeres en los negocios, de quienes dicen que son “muy emocionales”.
Las votantes
Las votantes, dice Albright, deberían contar con elementos para tomar una decisión bien informada antes de ir a las urnas, para que la persona que elijan esté orientada hacia la problemática que más les interesa, sin que esto esté limitado al género o al sexo, sino también tomando en cuenta los problemas que afectan a toda la ciudadanía, como la educación, al crecimiento económico, la seguridad nacional.
Afirma también que está preocupada por el tono de debate de los temas que afectan específicamente a las mujeres. “no podemos estar satisfechas ni olvidar el arduo trabajo que nos tomó para estar donde estamos hoy”, dice.
Debatiré, pelearé, discutiré todo esto, advierte Albright, porque es mucho lo que
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