Generación sin fronteras
Felix Marquardt / José Ramos-Horta / Tony Fernandes - El País
Para escapar al paro, muchos jóvenes se convierten en nómadas emprendedores
El proceso de integración planetaria que hace sesenta años comenzamos a llamar globalización no se inició cuando lo bautizamos. Su historia es la de la propia humanidad. Los seres humanos se trasladan del punto A al punto B cuando no están contentos con cómo les van las cosas. Siempre ha sido así. A finales de 2005, el columnista del The New York Times Roger Cohen vino a París para escribir un artículo sobre la atmósfera en las banlieues, un mes después de los disturbios que habían conmocionado a Francia y al mundo. Así es como conoció a Rachid Ech’ Chetouani, un joven emprendedor francés de origen marroquí que había creado una empresa para importar chips de memoria desde China. El Herald Tribune del 14 de diciembre dejó constancia del encuentro.
El artículo, titulado Un joven musulmán francés encuentra el feng sui en Cantón, captaba el fenómeno de la migración como forma de emancipación; se ha convertido en un proceso multidireccional. Durante la época contemporánea, la migración ha sido algo mayormente unilateral, que permite a la gente de los países en vías de desarrollo acceder a una vida mejor si se desplaza hacia el oeste o hacia el norte. Sin embargo, para Rachid, que había pasado toda la vida en Francia, donde le habían llamado extranjero, “árabe”, musulmán o matón, la hora de la liberación sonó cuando se desplazó hacia Oriente, en dirección a un país que en ese momento todavía se calificaba de “emergente”. Por primera vez se vio rodeado de gente que, apenas interesada en los pormenores de sus orígenes, se atenía a lo esencial: al hablar francés y ser de Francia, para ellos era… francés.
La historia de Rachid es la de un número creciente de inmigrantes de primera y segunda generación que están cansados de que en el país de adopción de sus padres los traten como a gente sin futuro. Esta situación no solo la sufren los hijos e hijas de los migrantes. Si tienes talento, pero te dedicas a la peluquería en Leeds, Grenoble o Bremen, o trabajas en Detroit dándole la vuelta a una miserable hamburguesa por ocho dólares la hora, no hace falta ser muy atrevido para saber cuál va a ser tu trayectoria profesional si te quedas donde estás. Pero si estás dispuesto a llevar esos talentos a Abu Dabi, Shenzhen o Yakarta, donde las hamburgueserías modernillas y las peluquerías para hípsters todavía escasean, hay posibilidades de que en poco tiempo no solo regentes un establecimiento sino varios…
La crisis de los refugiados en Europa está poniendo en peligro la estructura del proyecto europeo. Esta crisis y la incapacidad del continente para absorber a un número relativamente escaso de refugiados tienen que ver con la falta de voluntad que ha mostrado la mayoría de los países europeos cuando se trata de acoger a una cantidad equitativa de refugiados, algo que a su vez surge de la incapacidad de Europa para suscitar entre sus poblaciones una identidad y una solidaridad que puedan unirlos. El hecho de que durante años Europa no haya logrado fomentar la emigración dentro de sus fronteras está obstaculizando su capacidad para acoger a migrantes externos.
A medida que se va desarrollando la cuarta revolución industrial, cuando la robótica y la inteligencia artificial cuestionan nuestra capacidad para afrontar el desempleo masivo, va surgiendo un consenso que indica que debemos convertir a las masas de asalariados en emprendedores que busquen su propio trabajo. Por naturaleza, los migrantes son aventureros, esforzados, emprendedores e innovadores.
En todo el mundo, los jóvenes, más afectados que sus mayores por la crisis, se identifican unos con otros más que nunca en la historia. Son la generación de La guerra de las galaxias: del mismo modo que en Endor o Coruscant a nadie le importa tu origen, para estos jóvenes basta con saber que eres del planeta Tierra. Como las historias de la emigración y de la globalización están inextricablemente unidas, esos jóvenes son aliados de los emigrantes. Para muchos jóvenes actuales, la mejor forma de escapar al desempleo y la inercia radica en entregarse al nuevo nomadismo del siglo XXI. Y también para convertirse en los emprendedores, innovadores y ciudadanos del mundo que necesita nuestra época.
José Ramos-Horta, premio Nobel de la Paz y expresidente de Timor Oriental, es presidente del laboratorio de ideas Youthonomics; Félix Marquardt es director ejecutivo de ese centro y consejero delegado de mYgration.com; Tony Fernandes es fundador y consejero delegado de Air Asia. 11 MAR 2016. Traducción de Jesús Cuéllar Menezo
¿Puede Europa sobrevivir?
Por Roberto Savio*
Roma, 11 mar (Other News) -El último acto formal de la desintegración europea fue la reciente negociación entre los 28 líderes europeos y el primer ministro de Turquía, Ahmet Davutoğlu.
El acuerdo, contrario a todos los tratados internacionales, es una capitulación total de los valores europeos. Europa dará a Turquía 6 mil millones de dólares, a cambio de que Turquía evite que los refugiados vengan a Europa. O más bien dicho, un claro mensaje para todos: a Europa pueden venir sólo los sirios aspirantes al asilo político.
Esto es sólo una manera de evitar una posición común sobre los refugiados. De hecho, se trata de mantener a la gente fuera de Europa. Como el presidente de la UE, Donald Tusk, ha advertido explícitamente "manténganse fuera, porque no son bienvenidos", a lo que se une la absoluta inexistencia de una política europea sobre este tema. Los 28 aprobaban por mayoría un plan de reasentamiento de 60.000 refugiados, una gota en los más de un millón varados en Europa.
Después de siete meses, se han aceptado un total de 600 refugios. Algunos países, como Hungría y la República Checa, han anunciado un referéndum sobre la cuestión de admitir refugiados. Una maniobra claramente ilegal, ya que las decisiones del Consejo de Ministros, que son democráticamente adoptadas, constituyen un marco para todos los miembros.
Sin embargo, Europa se enfrenta a los cuatro caballos del apocalipsis, tres internos y un cuarto externo, lo que es aún más siniestro. Todo esto se está gestando y todas las probabilidades son contrarias al sueño de una Europa integrada.
La primera es la línea divisoria entre el este y el oeste de Europa, que viene después de la brecha Norte-Sur. La división Norte Sur fue más austeridad que Alemania y otros países protestantes querían imponer al sur católico y ortodoxo. El campo de batalla elegido fue Grecia y el Sur perdió.
El rígido Ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, que incluso llegó a vetar cualquier programa para el crecimiento en el último G-20, acaba de declarar que Grecia, inundada de refugiados, "no debería distraerse de su tarea de reformar su economía". Alemania ha estado bloqueando todo programa de solidaridad fiscal que pueda significar cualquier contribución alemana.
Nada ha cambiado en este asunto. La única excepción se producirá en los gastos de defensa y seguridad, después de la masacre de París. Esos costos no se calculan en el límite inflexible de no traspasar un déficit de 3% del presupuesto nacional. Sin embargo, esta fractura ha sido totalmente sustituida por la división Este-Oeste.
La marea de inmigrantes ha puesto en evidencia algo que todo el mundo cómodamente pasó por alto: Europa del Este ingresó en las instituciones europeas para tener beneficios, no obligaciones. Consideran que Europa Occidental les debe dar los medios para eliminar la brecha económica y social, creada por la cortina de hierro, pese a que si el dominio soviético ha desaparecido, se debe a Estados Unidos y no a Europa. ¿Y de repente, la UE les está pidiendo tomar refugiados que escapan de conflictos con los cuales no tienen nada que ver, como Siria y Libia, que son básicamente asuntos de europeos occidentales?
Lo que nadie quería ver es el viraje de Europa del Este hacia el nacionalismo y la xenofobia, en contra de los valores fundamentales de la integración europea. Primero fue el gobierno húngaro, declarando su oposición a los valores democráticos de Europa. Luego Polonia, el mayor beneficiario de los fondos europeos de la historia, que votó por un partido autoritario anti europeo, que está en contra de los homosexuales y los valores no cristianos en Europa.
En toda Europa Centro-Oriental, tenemos una clara marea de revuelta contra los que se presumen valores europeos: la solidaridad, la democracia, la participación, la inclusión social. La OTAN es el punto de referencia, ya que es una alianza liderada por Estados Unidos contra una Rusia expansionista. Nadie advierte en el absurdo de invitar a Montenegro, que tiene un ejército de 3.000 soldados, a hacer parte de la Alianza.
En cada elección nacional en los últimos años, los partidos de derecha se han ido consolidando. En las elecciones eslovacas de la semana pasada un partido pro nazi consiguió 14 escaños en el parlamento de Bratislava.
Pero la decadencia de la democracia es el segundo caballo del apocalipsis galopando por los cielos europeos. Es posible que este mes en Alemania, el partido contra Europa AfD (Alternativa para Alemania-Alternative für Deutschland), tendrá una fuerte presencia en las tres regiones en que se celebran elecciones, una amenaza directa para el Partido Socialdemócrata.
No hay ningún país europeo, con la excepción de Portugal y de España --donde el Partido Popular de Mariano Rajoy logra abarcar todas las posiciones de derecha--, en que la extrema derecha y los partidos xenófobos no haya crecido desde la crisis de 2009 y que a menudo son el punto de inflexión en los parlamentos nacionales. Con elecciones próximas, un cambio de la marea va a pasar por toda Europa. El cedazo será el de la derecha, incluso en países que eran símbolo de tolerancia e inclusión, como los nórdicos y Holanda.
Europa es ahora una simple recopilación de 28 países, cada uno con su propia agenda nacional como prioridad. De forma individual, han recurrido a una serie de medidas ilegales, como la construcción de muros de contención y alambre de púas, sin ningún tipo de coordinación europea.
Austria ha llegado incluso a resucitar el antiguo imperio Austro-Húngaro, haciendo un llamamiento a una alianza entre sus viejos miembros, y especialmente de los países de los Balcanes, excluyendo a Grecia, que debería ser el más implicado en cualquier debate sobre la migración. El triste episodio de los refugiados golpeados y repelidos por una descarga de granadas de gas lacrimógeno en la frontera de Macedonia, fue observado con complacencia en Austria.
Y si bien todos los países de forma individual intentan evitar el asunto de los refugiados, de manera colectiva han llegado a un acuerdo con Turquía, el que ha sido condenado por las Naciones Unidas y por todos los expertos jurídicos en derecho internacional. Este acuerdo ocurrió pocos días después de que el presidente turco, Recep Tayyip Erdoğan, percibiese que Europa tendría como prioridad su comodidad y no se daría cuenta de su último intento de tomar el mando total de Turquía, al hacerse cargo Zeman el mayor diario del país, donde ya controla el poder judicial, el legislativo, el banco central, y la economía, en un claro esquema de compinches.
Sin embargo, la UE aceptó reabrir el proceso de admisión de un país al que se consideró demasiado lejos de los valores europeos mucho antes de Erdogan adoptase la vía del crecimiento del autoritarismo.
El tercer caballo es claro para todos. Europa debió torcer sus reglas para acoger las excepciones exigidas por el primer ministro británico David Cameron, para poder convencer a los ciudadanos británicos a permanecer en Europa.
Está lejos de ser claro si esa maniobra tendrá éxito y Cameron ha declarado que ya no aceptará más ningún el Tribunal de Justicia Europeo. Él no reconoce que la UE tenga la competencia para asignar ningún refugiado en el Reino Unido. Pero si el referéndum para mantener a Londres en Europa fuese un fracaso, esto sería la pérdida total de legitimidad de Bruselas y las concesiones a Gran Bretaña abrirán un precedente para cualquier otro país europeo...
En este panorama, existe una amenaza externa, el cuarto caballo del Apocalipsis que está encima de los líderes europeos y de lo que es Europa en el mundo. En 1900, Europa constituía 24% de la población mundial. Al final de este siglo, será de 4%, hecho que por supuesto es acompañado por una disminución de la relevancia europea en el mundo.
En Estados Unidos, se ha dado lugar al fenómeno sin precedentes de Donald Trump. Aquí en Europa, con el crecimiento de la extrema derecha, el discurso que gana es el de un ayer mejor...
Debemos volver a al tiempo en que fuimos poderosos y ricos... Vamos a eliminar todos esos tratados que han reducido nuestro poder nacional y me hacen depender de los banqueros, los burócratas y de los valores externos... ¿Se trata de Trump? No, en absoluto, quien lo dice es la primera ministra de Polonia, Beata Szydło…
El mundo, y especialmente Europa, está entrando en un período de estancamiento económico, o sea que hay muy poco para distribuir, lo que es la base de la socialdemocracia. El control de la crisis está en manos de la derecha, como nos dice la historia.
La idea de una Europa integrada, con un fuerte componente social, de alguna manera era una idea progresista. Pero el nacionalismo y la xenofobia están regresando, gracias a la visión neoliberal, donde los mercados son los únicos actores de las sociedades, con la imposición de la austeridad y el fin de la solidaridad de los países europeos más ricos.
* Periodista italo-argentino. Co-fundador y ex Director General de Inter Press Service (IPS). En los últimos años también fundó Other News, un servicio que proporciona “información que los mercados eliminan”. Other News . En español: http://www.other-news.info/ noticias/ En inglés: http://www.other-net.info/
La migración es expresión de una nueva generación de jóvenes sin fronteras
Felix Marquardt / José Ramos-Horta / Tony Fernandes - El País
Para escapar al desempleo, muchos jóvenes se convierten en nómadas emprendedores
El proceso de integración planetaria que hace sesenta años comenzamos a llamar globalización no se inició cuando lo bautizamos. Su historia es la de la propia humanidad. Los seres humanos se trasladan del punto A al punto B cuando no están contentos con cómo les van las cosas. Siempre ha sido así. A finales de 2005, el columnista del The New York Times Roger Cohen vino a París para escribir un artículo sobre la atmósfera en las banlieues, un mes después de los disturbios que habían conmocionado a Francia y al mundo. Así es como conoció a Rachid Ech’ Chetouani, un joven emprendedor francés de origen marroquí que había creado una empresa para importar chips de memoria desde China. El Herald Tribune del 14 de diciembre dejó constancia del encuentro.
El artículo, titulado Un joven musulmán francés encuentra el feng sui en Cantón, captaba el fenómeno de la migración como forma de emancipación; se ha convertido en un proceso multidireccional. Durante la época contemporánea, la migración ha sido algo mayormente unilateral, que permite a la gente de los países en vías de desarrollo acceder a una vida mejor si se desplaza hacia el oeste o hacia el norte. Sin embargo, para Rachid, que había pasado toda la vida en Francia, donde le habían llamado extranjero, “árabe”, musulmán o matón, la hora de la liberación sonó cuando se desplazó hacia Oriente, en dirección a un país que en ese momento todavía se calificaba de “emergente”. Por primera vez se vio rodeado de gente que, apenas interesada en los pormenores de sus orígenes, se atenía a lo esencial: al hablar francés y ser de Francia, para ellos era… francés.
La historia de Rachid es la de un número creciente de inmigrantes de primera y segunda generación que están cansados de que en el país de adopción de sus padres los traten como a gente sin futuro. Esta situación no solo la sufren los hijos e hijas de los migrantes. Si tienes talento, pero te dedicas a la peluquería en Leeds, Grenoble o Bremen, o trabajas en Detroit dándole la vuelta a una miserable hamburguesa por ocho dólares la hora, no hace falta ser muy atrevido para saber cuál va a ser tu trayectoria profesional si te quedas donde estás. Pero si estás dispuesto a llevar esos talentos a Abu Dabi, Shenzhen o Yakarta, donde las hamburgueserías modernillas y las peluquerías para hípsters todavía escasean, hay posibilidades de que en poco tiempo no solo regentes un establecimiento sino varios…
La crisis de los refugiados en Europa está poniendo en peligro la estructura del proyecto europeo. Esta crisis y la incapacidad del continente para absorber a un número relativamente escaso de refugiados tienen que ver con la falta de voluntad que ha mostrado la mayoría de los países europeos cuando se trata de acoger a una cantidad equitativa de refugiados, algo que a su vez surge de la incapacidad de Europa para suscitar entre sus poblaciones una identidad y una solidaridad que puedan unirlos. El hecho de que durante años Europa no haya logrado fomentar la emigración dentro de sus fronteras está obstaculizando su capacidad para acoger a migrantes externos.
A medida que se va desarrollando la cuarta revolución industrial, cuando la robótica y la inteligencia artificial cuestionan nuestra capacidad para afrontar el desempleo masivo, va surgiendo un consenso que indica que debemos convertir a las masas de asalariados en emprendedores que busquen su propio trabajo. Por naturaleza, los migrantes son aventureros, esforzados, emprendedores e innovadores.
En todo el mundo, los jóvenes, más afectados que sus mayores por la crisis, se identifican unos con otros más que nunca en la historia. Son la generación de La guerra de las galaxias: del mismo modo que en Endor o Coruscant a nadie le importa tu origen, para estos jóvenes basta con saber que eres del planeta Tierra. Como las historias de la emigración y de la globalización están inextricablemente unidas, esos jóvenes son aliados de los emigrantes. Para muchos jóvenes actuales, la mejor forma de escapar al desempleo y la inercia radica en entregarse al nuevo nomadismo del siglo XXI. Y también para convertirse en los emprendedores, innovadores y ciudadanos del mundo que necesita nuestra época.
José Ramos-Horta, premio Nobel de la Paz y expresidente de Timor Oriental, es presidente del laboratorio de ideas Youthonomics; Félix Marquardt es director ejecutivo de ese centro y consejero delegado de mYgration.com; Tony Fernandes es fundador y consejero delegado de Air Asia. 11 MAR 2016. Traducción de Jesús Cuéllar Menezo
Europa no solo naufraga en el Mediterráneo
Miguel Urbán*
Quienes desde hace meses intentan llegar a Europa a la desesperada huyendo de guerras y hambre llaman al Mediterráneo “el paraíso”, por la cantidad de gente que muere intentando atravesarlo y porque, cuando lo atraviesas, piensas que estás en el infierno y que lo único que te queda es llegar al paraíso.
La falta de voluntad política por aportar soluciones al drama migratorio se muestra con especial crueldad en el Mediterráneo, especialmente en la ruta que separa la costa turca de las islas griegas. La que supuestamente es la zona más vigilada del mundo en estos momentos se ha cobrado 418 muertes en lo que llevamos de año. ¿Tanta vigilancia y ningún faro que ilumine, ninguna mano que rescate? Pero lejos de los focos de las costas, la tragedia no se atenúa.
Pero estas muertes no son fortuitas, sino el producto del racismo de unas políticas que alimentan a las mafias que trafican con personas en vez de habilitar un paso humanitario y seguro para aquellos y aquellas que huyen del terror.
Diariamente familias enteras se agolpan en el embudo humano en que se ha convertido Idomine, en la frontera entre Grecia y Macedonia. Como consecuencia del cierre escalonado de la conocida como “ruta de los Balcanes occidentales”, el norte de Grecia es hoy un inmenso e improvisado campamento de refugiados. En la otra punta del continente, Calais alberga el mayor campo de refugiados de toda Francia, conocido como La Selva, desde donde escribo estas líneas. Hace una semana que los antidisturbios franceses derriban precarias instalaciones y viviendas improvisadas, desalojando así a unos 6.000 migrantes sin ofrecerles alternativa de realojo alguna. La mayoría de ellos se han desplazado a un improvisado campamento a las afueras de la ciudad de Dunkerque, vecina de Calais, lo que ha motivado el cierre de la frontera belga por temor a que terminen llegando a su territorio.
A Europa le sangran las fronteras y le brotan las alambradas. Y en mitad de esta coyuntura de inestabilidad política y violación sistemática de derechos, el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, advirtió hace unos días a los potenciales migrantes económicos “ilegales” (sic) de que no intentasen llegar a Europa porque ningún Estado Miembro ejercerá a partir de ahora como país de tránsito. No lo dice un cualquiera: son declaraciones de uno de los máximos responsables de esta UE, que vienen a demostrar una vez la absoluta falta de solvencia y dejación de funciones y de responsabilidad de un proyecto europeo que hace aguas. Una UE más preocupada por protegerse y mantener su paradigma de recortes y austeridad que de resolver las consecuencias humanitarias de una crisis de refugio que es, en definitiva, una crisis política y de derechos.
Inmediatamente después, la Comisión Europea anunció un hecho sin precedentes en la historia de la UE: el primer plan de emergencia humanitaria en suelo europeo, destinado a ayudar a los refugiados que malviven en territorio griego. Pero no nos dejemos engañar por los conceptos: no es que de pronto haya sobrevenido una crisis humanitaria como si se tratase de un fenómeno natural inesperado. Hace un año que miles de migrantes cruzan (o intentan cruzar) a diario las fronteras europeas. Es la inacción comunitaria, el bloque institucional y la falta de voluntad política de la UE la que ha propiciado esta crisis humanitaria en territorio comunitario que ahora se pretende paliar con algunos fondos de emergencia y contratando servicios adicionales de guarda de fronteras y cortafuegos de solicitantes de asilo al Gobierno turco.
Denegar el acceso a aquellos migrantes sin derecho al asilo y a quienes se nieguen a formular la petición en el país de entrada resulta tan contrario a los Derechos Humanos como levantar vallas cada vez más altas o disparar gases lacrimógenos en las fronteras. No solo no solucionará el problema sino que acarreará más sufrimiento y más muertes. La solución pasa, en el corto plazo, por acoger, salvar y dar refugio a quienes hoy se repele y se deja ahogarse en el mar. Y, a medio plazo, resulta fundamental ir al origen de los motivos por los cuales estas personas huyen de sus países de origen: el hambre, la miseria, las bombas, las persecuciones y las consecuencias del cambio climático.
Los cadáveres de los náufragos de las pateras, los muertos en los desiertos y las vallas fronterizas son la expresión de otra forma de racismo: la xenofobia institucional. Un racismo de guante blanco, anónimo, legal y poco visible pero constante, que sitúa una frontera entre los que deben ser protegidos y los que pueden o efectivamente resultan excluidos de cualquier protección. La UE está fracasando como proyecto también en este campo. Su inacción ha abierto la puerta a que sus Estados Miembros legislen en solitario y en clave exclusivamente nacional, pasándose unos a otros la cuestión migratoria como si se tratase de una patata caliente. Pero ahora que la música ha dejado de sonar y ya no quedan sillas vacías que ocupar, la patata caliente se pasa a los países limítrofes para que ejerzan de policías de fronteras y levanten allí, con fondos europeos, los campos de internamiento para refugiados que la UE no quiere ver en su territorio. En este sentido, es paradigmático como se quiere convertir a Serbia en un gran campo de los refugiados que rechaza Europa y a Turquía en la policía de fronteras que contenga la llegada.
El mismo Gobierno de Erdogan que restringe derechos y libertades de forma generalizada y masacra diariamente y con total impunidad al pueblo kurdo, como he podido comprobar en persona durante estos últimos días de misión parlamentaria. Hoy la UE celebra una cumbre “especial” con Turquía con la intención de terminar de “contener” la crisis migratoria. Cuando ya no quedan patatas calientes que pasarse entre Estados Miembros ni fronteras interiores que cerrar esperando así que los solicitantes de asilo se desvíen hasta el país vecino, la UE asume su incapacidad interior jugándoselo todo a la carta de la externalización integral de fronteras. A cambio de frenar el tránsito hacia Europa, de instalar nuevos campos de refugiados y de abrir algunos subsectores de su mercado laboral para que puedan emplearse y desistir de continuar su camino, Turquía espera recibir cuantiosos fondos europeos, la exención de visados para sus ciudadanos de viaje por la UE y, sobre todo y lo que resulta más alarmante, la enésima carta blanca comunitaria.
Entregándole al Gobierno turco el papel de interlocutor preferente, salvavidas de Schengen y vía de escape de las actuales tensiones europeas internas, la UE le otorga también un barniz de legitimidad internacional y mira para otro lado ante las continuas violaciones de los Derechos Humanos que se cometen en territorio turco. La barbarie de Erdogan queda así legitimada y la UE se vuelve cómplice de los ataques contra la libertad de prensa y manifestación o de los bombardeos que asedian Cizre. Hay un hilo teñido de sangre que une los desalojos de Calais, las familias ahogadas en las costas griegas y las bombas que asolan la tierra kurda: se llama miedo, se llama parálisis europea, se llama xenofobia institucional, se llama Europa Fortaleza.
Pero frente a esta Europa Fortaleza y de los mercados existe otra Europa con otro plan: una Plan B que se ha puesto en marcha desde abajo, con propuestas políticas como la de las Ciudades Refugio, con gentes como las y los activistas de Proactiva Open Arms que cada día luchan para que el Mediterráneo no sea la mayor fosa común del mundo o con los innumerables ejemplos de redes de auto-organización, apoyo mutuo y solidaridad ciudadana con las personas refugiadas y migrantes que nos demuestran que no solo otra Europa es posible, sino también y sobre todo que hoy la propia idea de Europa y del proyecto europeo está en disputa. Y allí estaremos dando esa batalla.
*Eurodiputado de Podemos. Artículo de opinión en Público.es
Migration, environment and climate change - IOM Briefing Paper Feb 2016
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Syrian refugees and Turkish selective refugee regime – Comparative Migration Studies
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European Union: Refugee surge; irregular immigrants - Jan 2016
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CONVOCATORIA que desde el mes de febrero está abierta.
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CIERRE de la CONVOCATORIA: 28 de marzo de 2016.
Esperando sea de su interés, agradecemos la difusión a quienes consideren pueda interesar.
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